martes, 22 de junio de 2010

Viaje

Espíritu atroz, volando entre las desnudas ramas te alejaste, dejando sólo la cruel nostalgia tras tus pasos.
Aquellos que te amaban acaso te siguieron entre las marcas del vacío infinito. Aquellos que no te reconocían perdieron tu rastro en los confines de la soledad.
Así marchaste, como peregrino solitario, dejando sólo un cuerpo vacío detrás, detrás del nebuloso camino de la incertidumbre.
Tus ojos quedaron fijos en la nada, mirando un negro punto de curioso atractivo. Él ya te dejó. Tu esencia mágica se escurre entre los dedos trémulos del destino.
Las impasibles figuras grises se pierden en la distancia. Son tus recuerdos y añoranzas las que se pierden. Son tus esperanzas...
Sólo me queda decir que no lloraré lo imposible y no extrañaré lo que no volverá...

Matías E. Katic
31-05-2005

martes, 30 de marzo de 2010

Viejas pesadillas que pensaba enterradas para siempre vuelven. Vuelan como el buitre carroñero sobre mi cabeza atormentada. Viejos miedos que detrás de su capa negra de noche ríen frente a mi imagen. No siento razón que me asista en este viaje. No hay corazón que aguante esta sangre. Y como un rayo la idea del acero frío vuelve. Vuelve sin haberse ido jamás. Porque solamente encontré anestesia cuando creí encontrar recuperación. En donde creí encontrar fortaleza solamente me esperaba desolación y hasta la línea de mi horizonte llega el campo quemado, infértil, árido, devastado.
Entre más piense que tengo solución, este viejo cáncer más fuerte morderá mis entrañas. A veces es tan solo pedir por la dignidad del último suspiro que esquivo corre evitándome. Evitándome como si algo se me reservara. Diseccionándome en vida, separando y enfrascando mis vísceras.
No hay salida más que la última salida. Latencia…

jueves, 25 de febrero de 2010

Manifiesto personal Nº2

Tuve una entre tantas visiones en la inmensidad del mar de mis sueños. Una más que cae del desgarrado vientre de la noche. En esa visión yo no estsaba solo como lo estaba en la vieja cama en la que dormía (lecho de muerte).
Era de todas maneras una compañía extraña que se resistía fuertemente a ser o nominalizada o cuantificada. No era otra cosa más que compañía tan abstracta y tan concreta como la compañía podía ser en sus acepciones varias. Era el valor negativo de mi soledad. Sea cual sea el caso, eso era todo lo que acaso a mi me interesaba.
Una visión de mi compañía. Y verla era darle cuerpo y darle existencia (que no podía nominalizar, que no podía cuantificar). Pero a la vez que era alegre, era melancólico y a la vez insensible. Y mi compañía crecía en calor y en proximidad.
Era la visión de mi interioridad. La compañía era múltiple en mi microcosmos y era la que solamente habría de surgir en mi estado onírico.
Y a ella mi interioridad no habría de serle jamás infiel ni faltarle en nada. Entonces sería devoto al fuero interno de mi espíritu. Porque de ahí provenía mi compañía hasta en la más acallada soledad.
De ahí habrían de surgir todas las palabras que lanzara al mundo y nada de fuera se interpondría entre su voz y mi capacidad de entenderla. Sería un exiliado solipsista pero en la mejor de las compañías dentro de la morada de mi alma.
Y de ahí, partir hacia la conquista de la eternidad sin más paradas intermedias.
De mi corazón hacia el universo hasta hacerlo mío. Era el don concedido por mi visión de compañía imposible de nominalizar, imposible de cuantificar.
Así entre profecías, inicio este cuaderno, con la esperanza de expansión de mi yo megalómano. Explotando los muros de toda resistencia, así habré de expresar mi compañía entre las palabras de mi sensibilidad.
De aquí al mundo. De aquí al que quiera leer. De aquí (mi espíritu) a todos y a la mísmisima vez a nadie.
He explotado. Aprovechen mientras dé luz y antes de que me apague.
Mi compañía, mi evanescencia, mi pirotecnia espiritual.
Lord KaNE
23/07/2009 (extracto de uno de mis tantos cuadernos)

martes, 16 de febrero de 2010

Susurro del corazón

Algo me dice que desde hoy el tiempo pasará más y más lento casi como encajándose las horas en cada cuadrante del reloj. Casi como si mi espíritu se deshidratara; la boca pastosa rechina los dientes mientras arena caliente traída por el viento de la lejanía me cierra la garganta.
Algo me dice que desde hoy los días se van a empezar a parecer tanto entre sí que solamente con un gran esfuerzo podría distinguirlos. Esfuerzo para el que no tengo energía ni motivación.
Algo me dice que por mucho que llueva en mi corazón voy a seguir teniendo sed. Y cada vez más; y cada día más.
Algo me dice que nada surgirá del interior adolorido. Que las miradas serán todas huecas y las palabras serán todas mudas.
Algo al oído susurra negras pesadillas de ausencia.
Algo me dice que mi más grave error es decirte “chau” y confiar a un “hasta luego” la separación que nunca debió existir.
Mi corazón es el que habla. Y yo, débil idiota, lo aplazo.
¿Qué pecado tan grande he de expurgar para verme obligado a mantener la palabra “despedida” en nuestros vocabularios? ¿Qué pecado tan oscuro fue que haga de entre todos los besos dulces uno tan amargo al darte la espalda y partir?

Cuanto aprenderíamos si la única voz que escucháramos fuera la del corazón…
Lord KaNE
15-02-2010