jueves, 25 de febrero de 2010

Manifiesto personal Nº2

Tuve una entre tantas visiones en la inmensidad del mar de mis sueños. Una más que cae del desgarrado vientre de la noche. En esa visión yo no estsaba solo como lo estaba en la vieja cama en la que dormía (lecho de muerte).
Era de todas maneras una compañía extraña que se resistía fuertemente a ser o nominalizada o cuantificada. No era otra cosa más que compañía tan abstracta y tan concreta como la compañía podía ser en sus acepciones varias. Era el valor negativo de mi soledad. Sea cual sea el caso, eso era todo lo que acaso a mi me interesaba.
Una visión de mi compañía. Y verla era darle cuerpo y darle existencia (que no podía nominalizar, que no podía cuantificar). Pero a la vez que era alegre, era melancólico y a la vez insensible. Y mi compañía crecía en calor y en proximidad.
Era la visión de mi interioridad. La compañía era múltiple en mi microcosmos y era la que solamente habría de surgir en mi estado onírico.
Y a ella mi interioridad no habría de serle jamás infiel ni faltarle en nada. Entonces sería devoto al fuero interno de mi espíritu. Porque de ahí provenía mi compañía hasta en la más acallada soledad.
De ahí habrían de surgir todas las palabras que lanzara al mundo y nada de fuera se interpondría entre su voz y mi capacidad de entenderla. Sería un exiliado solipsista pero en la mejor de las compañías dentro de la morada de mi alma.
Y de ahí, partir hacia la conquista de la eternidad sin más paradas intermedias.
De mi corazón hacia el universo hasta hacerlo mío. Era el don concedido por mi visión de compañía imposible de nominalizar, imposible de cuantificar.
Así entre profecías, inicio este cuaderno, con la esperanza de expansión de mi yo megalómano. Explotando los muros de toda resistencia, así habré de expresar mi compañía entre las palabras de mi sensibilidad.
De aquí al mundo. De aquí al que quiera leer. De aquí (mi espíritu) a todos y a la mísmisima vez a nadie.
He explotado. Aprovechen mientras dé luz y antes de que me apague.
Mi compañía, mi evanescencia, mi pirotecnia espiritual.
Lord KaNE
23/07/2009 (extracto de uno de mis tantos cuadernos)

martes, 16 de febrero de 2010

Susurro del corazón

Algo me dice que desde hoy el tiempo pasará más y más lento casi como encajándose las horas en cada cuadrante del reloj. Casi como si mi espíritu se deshidratara; la boca pastosa rechina los dientes mientras arena caliente traída por el viento de la lejanía me cierra la garganta.
Algo me dice que desde hoy los días se van a empezar a parecer tanto entre sí que solamente con un gran esfuerzo podría distinguirlos. Esfuerzo para el que no tengo energía ni motivación.
Algo me dice que por mucho que llueva en mi corazón voy a seguir teniendo sed. Y cada vez más; y cada día más.
Algo me dice que nada surgirá del interior adolorido. Que las miradas serán todas huecas y las palabras serán todas mudas.
Algo al oído susurra negras pesadillas de ausencia.
Algo me dice que mi más grave error es decirte “chau” y confiar a un “hasta luego” la separación que nunca debió existir.
Mi corazón es el que habla. Y yo, débil idiota, lo aplazo.
¿Qué pecado tan grande he de expurgar para verme obligado a mantener la palabra “despedida” en nuestros vocabularios? ¿Qué pecado tan oscuro fue que haga de entre todos los besos dulces uno tan amargo al darte la espalda y partir?

Cuanto aprenderíamos si la única voz que escucháramos fuera la del corazón…
Lord KaNE
15-02-2010