sábado, 18 de agosto de 2007

Sentimiento de Abandono

Sentíame desfallecer. Un fuerte ruido a roto se dejó oír en mi mente. Miré mis pies y sentí que estaban a decenas de metros de distancia. Fue un disparo directo. Solo atiné a decir:
- ¿en serio?
- Si, no te diría chistes en temas así - fue la seca respuesta - te tengo que dejar.
- Pero... ¿acá?, ¿ahora? y ¿así?
- Créeme que no encontré mejor momento.
- ¿Por qué?
Supuse que tendría que leer la respuesta en una espalda alejándose.
Sentíame desfallecer. Ya no había tiempo, quedaba poco más que las negras paredes que veía mientras caía en un pozo que jamás finalizaba. Mi curiosidad fue acerca de como el hombre solamente logra perpetuar el tiempo mediante el dolor.
- ¿Por qué?
Y lágrimas. Esas compañeras que largo tiempo olvidé. Y una espalda que se alejaba. Llovía. En mi rostro, en la calle, en la humanidad llovía.
La tierra se acercó a mi cara. La sentía fría pero querible. Casi me rodeo de ella, casi la abrazo con mi amor que, decepcionado, se escapaba a chorros de la herida de la ausencia. No había redención ni conversión. Mi dios me había dejado. Y...
- ¿por qué?
Mi amor sincero solo valía el silencio de una mentira. La tierra fue mi cara. Pensé que me estaba derritiendo, que viscosidades horribles salían de mi. Pensé que asemejaba a un cadáver podrido. Pero no.
No había muerte.
Había soledad. Otra vez. Como si nada hubiera pasado. Todo fluía escapando de mi. Las palabras chorreaban, goteaban enjuagando ideas. Mi ser chorreaba. Era un espectáculo tan desagradable.
Sin vos.
Me quedaba volver a ser un espectáculo grotesco. Una bestia deforme enjaulada. Triste. Melancólica hasta el suicidio mental.
El mundo espectador se aburría rápido de la bestia quieta. Abucheos y cosas podridas volando contra la jaula.
El mundo era un circo sin vos. Un circo de fenómenos con espejos devolviéndoles cada una de sus muecas horrorosas.
Daba vueltas en mi encierro. Giraba como un reloj frenético. Recordé que el tiempo no fluía...
Sentíame desfallecer. La lluvia, la espalda, la tierra, todo era un cuerpo. Totalmente gris pero un cuerpo al fin.
Y te ibas. Recordé:
- ¿por qué?
Dios se reía y en la última cena brindaban. Yo era la bestia enjaulada en el circo mundial. Sentía el latigazo en mi espalda y la voz de metal: "¡muévete o muere!".
El movimiento o la muerte. Pero, ¿cómo podría moverme yo si el mismo tiempo había dejado de moverse?.
Recuerdo, te llevaste mis llaves.
¿Traerías mis llaves? ¿Tendrías esa bondad? Creo que abandonarías también mis cerraduras. Y mis puertas cerradas. Mi jaula de circo.
Te pensé cruel pero no pude sentirlo. Eras como eras, eras el tiempo mismo.
Sentí que podría contar cuantas moscas había en el mundo antes de que vuelva a pasar un segundo siquiera.
Un zumbido en mi mente. Crecía, crecía, crecía. Tenía que pensar a gritos para poder oír mi propia mente.
¿Nunca es un estado temporal?
- ¿Por qué?
Hay desamor, pensé.
Pero sólo me sentía solo. Y en medio de una tormenta. El viento me hería en mi soledad. No había abrigo alguno.
Recuerdo, te llevaste mi piel tan cálida.
Sentíame desfallecer. ¿todavía? El tiempo parecía pasar fuera de mi, porque ya no había espalda.
No hay poesía sin tiempo. La poesía no es para las bestias y los cirqueros no la escuchan.
¿Qué hay? ¿Qué puede haber?
Una larga sombra que se hace más corta. El suelo terroso y amargo. Mi ser chorreando sobre el mundo. Y el recuerdo. ¿Cuándo te vería de vuelta? Me tenés que devolver mis llaves, mi piel y mi todo.
Sabes que voy a esperarte. No hay tiempo ya para mí, voy y debo esperarte.
Y sabes donde buscarme. Seguiré en la jaula oxidada donde me encontraste. En la tierra, nadando en mi ser diluido.
Me dejaste, espero que no me pierdas, por favor.
Puedo divertirte, ¿acaso no soy divertido? Mírame, por favor. Que tu espalda me de la espalda y mírame. ¿No soy divertido?
Mira como me desgarro en la eternidad, soy un modelo para armar a la inversa. Mira, juego con mis órganos. ¿No es divertido? Aprendí a sacarlos por el hueco de tu ausencia. Mira, como me desarmo en pedazos, me desarmo hasta la nada. Lo aprendí cuando te buscaba dentro de mi jaula.
¿Ya no te divierto?
Solo mentime, por favor. Quiero mi tiempo de vuelta. Impedí que siga congelado, muerto respirando.
Por favor...
Devolveme mi poesía. Decime "amor" una vez más.
Decime que me odias.
Decime algo.
El tiempo no pasa y tu esplada tampoco. La jaula sigue fría.
Suena como un disparo directo.
Sentíame desfallecer...


06/06/2007