martes, 30 de marzo de 2010

Viejas pesadillas que pensaba enterradas para siempre vuelven. Vuelan como el buitre carroñero sobre mi cabeza atormentada. Viejos miedos que detrás de su capa negra de noche ríen frente a mi imagen. No siento razón que me asista en este viaje. No hay corazón que aguante esta sangre. Y como un rayo la idea del acero frío vuelve. Vuelve sin haberse ido jamás. Porque solamente encontré anestesia cuando creí encontrar recuperación. En donde creí encontrar fortaleza solamente me esperaba desolación y hasta la línea de mi horizonte llega el campo quemado, infértil, árido, devastado.
Entre más piense que tengo solución, este viejo cáncer más fuerte morderá mis entrañas. A veces es tan solo pedir por la dignidad del último suspiro que esquivo corre evitándome. Evitándome como si algo se me reservara. Diseccionándome en vida, separando y enfrascando mis vísceras.
No hay salida más que la última salida. Latencia…