martes, 3 de noviembre de 2009

Humo de tabaco

Hacía algunas horas que había caído la noche y aprovechando mi día libre en el trabajo pasaba el tiempo fumando mi pipa compulsivamente mirando a través de la ventana. Cierto efecto relajante e inagotable hacía que la volviera a prender una y otra vez.
Esas volutas azul plata danzaban a mí alrededor y me seducían con encantos místicos. Sus curvas sinuosas envolvían mis sentidos en un manto de obnubilación. Volví a cargar tabaco en la pipa y le di fuego.
Nuevas danzas etéreas ascendieron hacia el techo, se expandieron por la habitación, escalaron el ventanal, rodearon mi cuello, nublaron mis ojos.
La caricia en mi yugular era más y más consistente, sensible, sensual. La sentía enlazando mi conciencia. Capturando mi cabeza. Elevando en éxtasis mi mente a la vez que entrecerraba los párpados en un ensueño.
Un vecino llamó a la policía dos días después. Los agentes ingresaron rompiendo la puerta y encontraron un cadáver colgando como péndulo. Otro suicida…

No hay comentarios.: